Entrevista a Cristina Ruf y Ariel Dávila, dúo BiNeural Monokultur, que presentaron su Audiotour Ficcional en el Festival de Teatro de Rafaela 2011
El año pasado, durante el Festival de Teatro de Rafaela que dirige Marcelo Allasino - la obra luego continuó funcionando posterior a la finalización del evento -, el dúo BiNeural Monokultur llevó a los asistentes a atravesar la urbe santafesina como participantes de una historia llena de secretos y ambiciones por conquistar al mundo. Tal como ya lo había hecho en Brasil y en el Festival Mercosur hace unos años, tras realizar una investigación sobre el espacio elaboraron una ficción que luego montaron sobre una doble vía: por un lado, los puntos seleccionados en la ciudad como lugares para ligarlos a la trama creada y, por otro, la producción de una obra en audio para instalarla en reproductores portátiles. Cada espectador-usuario salió entonces a la calle con algunos minutos de diferencia y con auriculares por los cuales iba corriendo la narración y de la cual salían instrucciones a seguir. Si el dicho reza que sin espectadores no puede haber espectáculo, nunca más cierto que en esta experiencia, donde era necesario entregarse al juego; sin el juego del espectador, literalmente, no había obra
Texto completo en: www.imaginacionatrapada.com.ar/Teatro/
Periodista, cámara y edición: Diego Braude
El año pasado, durante el Festival de Teatro de Rafaela que dirige Marcelo Allasino - la obra luego continuó funcionando posterior a la finalización del evento -, el dúo BiNeural Monokultur llevó a los asistentes a atravesar la urbe santafesina como participantes de una historia llena de secretos y ambiciones por conquistar al mundo. Tal como ya lo había hecho en Brasil y en el Festival Mercosur hace unos años, tras realizar una investigación sobre el espacio elaboraron una ficción que luego montaron sobre una doble vía: por un lado, los puntos seleccionados en la ciudad como lugares para ligarlos a la trama creada y, por otro, la producción de una obra en audio para instalarla en reproductores portátiles. Cada espectador-usuario salió entonces a la calle con algunos minutos de diferencia y con auriculares por los cuales iba corriendo la narración y de la cual salían instrucciones a seguir. Si el dicho reza que sin espectadores no puede haber espectáculo, nunca más cierto que en esta experiencia, donde era necesario entregarse al juego; sin el juego del espectador, literalmente, no había obra
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Periodista, cámara y edición: Diego Braude