George Bernard Shaw

Considerado el autor teatral más significativo del teatro británico posterior a Shakespeare, Bernard Shaw (1856-1950), además de ser un prolífico dramaturgo –escribió más de 50 obras–, fue el más incisivo crítico social desde los tiempos del también irlandés Johnathan Swift. Tímido e introspectivo, Shaw era, al mismo tiempo, la antítesis del romántico, en su papel de despiadado crítico de las instituciones. Aderezó sus trabajos más serios con un sutil sentido del humor y consiguió convertirlos en obras teatrales cercanas a los análisis sociales.
Luego de vivir en Dublín, a los 20 años y tras la disolución del matrimonio de sus padres, se mudó a Londres con su madre y sus hermanas. Durante la década siguiente, su vida estuvo marcada por una pobreza cercana a la miseria. Ni las críticas musicales ni el trabajo que consiguió en una compañía telefónica le duraron mucho, y sólo pudo publicar dos de las cinco novelas que había escrito entre 1879 y 1883. Con la segunda, Un socialista asocial, (1883), se anticipó a su interés por los escritos de Karl Marx, que descubriría hacia la mitad de la década de 1880, y a raíz de los cuales comenzaría, como periodista crítico, a participar en las polémicas de su tiempo sobre el socialismo. Se convirtió asimismo en un firme defensor y militante convencido del vegetarianismo, en un destacado orador y, como experimento, en autor teatral. Su papel fue determinante en la fundación y el sostenimiento de la Sociedad Fabiana, grupo de socialistas de clase media que defendía la transformación de la sociedad y el gobierno ingleses mediante la asimilación, en lugar de la revolución.
El trabajo periodístico que realizó durante sus primeros años comprendía desde la crítica literaria y artística hasta brillantes colaboraciones sobre temas musicales. Más tarde, en 1895, comenzó a trabajar para la Saturday Review como crítico teatral, ocupación que mantuvo hasta 1898, y desde la cual defendió la obra del noruego Henrik Ibsen, sobre el que ya había escrito un libro, Las quintaesencias (1891). Su primera obra teatral, Casas de viudos (1892, estrenada en 1977 en la Sala Casacuberta del Teatro San Martín), combinaba las influencias de Ibsen con una ácida burla de las convenciones del romanticismo, que aún estaban siendo explotadas en el teatro inglés. El discípulo del diablo (1901, estrenada en 1971 en la Sala Martín Coronado del Teatro San Martín), una mofa del melodrama sentimental, obtuvo gran éxito en Estados Unidos. En su siguiente obra, Hombre y Superhombre (1903, estrenada en 2001 en la Sala Casacuberta del Teatro San Martín), el argumento le permitió explorar el clima intelectual del nuevo siglo. Esa obra comenzó muy pronto a formar parte del repertorio de distintas compañías teatrales, junto con La otra isla de John Bull (1904), escrita originalmente para el Abbey Theatre de Dublín, pero rechazada por su ácida sátira del carácter irlandés.
Entre sus obras también se destacan La profesión de la Señora Warren (escrita en 1894 y estrenada en Londres en 1902), La comandante Bárbara (1905), El dilema del doctor (1906), Llegando a casarse (1908), El compromiso de Blanco Posnet (1909), Matrimonio desigual (1910), La primera obra de Fanny (1911), Androcles y el león (1913, estrenada en 1999 en la Sala Cunill Cabanellas del Teatro San Martín), Pigmalión (1913) y Santa Juana (1923, estrenada en 1982 la Sala Casacuberta del Teatro San Martín). En 1925 recibió el Premio Nobel de Literatura.
Hasta sus últimos días, continuó escribiendo brillantes prólogos a sus propias obras teatrales e inundando a sus editores con libros, artículos y cartas malhumoradas. Aunque no originó una escuela o movimiento teatral, consiguió crear un estilo de representación en el que combinaba pasión y conflictos intelectuales y logró reavivar la comedia de costumbres.

23 Espectáculos en los que participó