Píramo y Tisbe, dos sirvientes de casas vecinas, se aman a pesar de la prohibición de sus patrones, que construyeron un muro enorme para impedir su encuentro. Se comunican con miradas y signos hasta descubrir una pequeña grieta en el muro que separaba las casas. Sólo la voz atravesaba tan estrecha vía y los tiernos mensajes pasaban de un lado a otro por la hendidura. Así se hablan, se enamoran y se desean cada vez más intensamente... hasta que una noche deciden escapar sin ser vistos para consumar su amor: se encontrarían en media hora en el cementerio. Lo que los amantes ignoran es que justo en la entrada del lugar un león da su paseo nocturno. Con la puntualidad femenina, Tisbe llega primero a la cita, pero en lugar de su Píramo se encuentra con el terrorífico león, y huye despavorida a un escondite cercano. En su huida, la chica dejó caer un pañuelo con su perfume. El león, primero en encontrar la delicada prenda, jugueteó con el pañuelo tanto que terminó por impregnarlo de sangre. Al llegar (tarde, seguro) Píramo descubre las huellas y el pañuelo destrozado, creyendo que el león había matado a su amada, desconsolado de pena, saca su puñal y se lo clava en el pecho. Tisbe, con miedo, salió cuidadosamente de su escondite después de unos minutos, y halla a su amado con el puñal en el pecho, cubierto de sangre. Le abrazó, sacó el puñal y se suicidó a su vez, clavándoselo ella misma con el juramento de amor eterno... O eso decía la leyenda original... ¡Qué románticos los griegos!
- Este espectáculo formó parte del espectáculo: Festival Teatro Latente: Sábado 18/02 20:00 hs