La familia Alba esta de duelo. Acaba de morir Antonio María Benavides y Bernarda Alba es ahora la máxima autoridad de la casa -aunque tal vez ya lo fuera desde antes-. La familia esta encerrada en su casa, presa del duelo que la madre obligará a cumplir. El calor es agobiante, los abanicos no alivian la densidad del aire de las cinco hijas que sueñan con poder estar fuera de allí.
Sin embargo la soberbia de Bernarda no le permitirá ver que no se puede contra la voluntad del alma que aspira ser libre, con esa fuerza de almas jóvenes que un día estallarán en un grito por rebelarse por quién oprime sus ganas de vivir.
Las hermanas pelean por un hombre, ven en él su única forma de salir de sus vidas monótonas, de salir al mundo. Pero la historia no es simplemente esa. García Lorca representa mucho más que la historia de una familia con esta clásica obra, esta mostrando analógicamente una situación social donde un poder autoritario -Bernarda Alba- oprime a un pueblo que debe obedecerle, que es reprimido, censurado; y como se gesta en él las ansias de rebelarse ante ese poder.
Nadie puede saber a ciencia cierta todos los mensajes que el autor quiere dar en su obra. Más allá de las intenciones que realmente haya tenido García Lorca, es claro que la obra tiene muchas valiosas interpretaciones que realzan su significado. Y la obra resulta de una fuerza de contenido que la hace actual en cualquier tiempo, como sucede con las grandes obras, con sus temáticas tan humanas que sólo varía el contexto, el vestuario, el modo de hablar, pero los sentimientos y pasiones son comprendidos en cualquier tiempo y lugar, la emotividad tiene un lenguaje mucho más directo que no necesita explicación.