Soledad Pérez Tranmar, coreógrafa y bailarina, recrea en estas dos obras el tema de la pareja. A través del sonido, la voz y el movimiento, la propuesta estética está determinada, en gran parte, por el intento de crear una atmósfera, donde el discurrir mental y emocional de los personajes irrumpe corporizándose en la tensión de las situaciones de espera, en la búsqueda de la satisfacción del deseo y en el intento de romper la permanente herida.
El movimiento como punto de partida, el gesto de arribar al instrumento la flauta, de sostenerlo, que hace mi boca, mis dedos, mi espalda, mi ombligo, expelo mi aliento, vacío mi cuerpo, silencio. Yo sigo aquí, esqueleto, músculos, articulaciones, mis ojos, dónde estas? Soplo el viento cerrando la mirada. Flauta fragmentada, extiendo mis brazos entrecortados, por tus pies y mis manos. El sonido de mi boca, resuena, los dedos no se detienen, se alejan, ya no se escucha. Respira, irrumpe, respira, tu corazón atraviesa mi pecho, tu voz. Levanto mi pelvis, inclinado en mi mismo, arrastro la mesa, repito tu voz, resuena partida. Sin querer ya son tus brazos, alejados, sostenidos por tus pies y mis manos.
- EL CAMARÍN DE LAS MUSAS (2008)
- 17/10/2008 - Cuerpo de danza, cuerpo de música - Por Ale Cosin