La investigadora teatral y docente Cora Roca realizó, con el apoyo del Instituto Nacional del Teatro, el libro Saulo Benavente, ensayo biográfico, al que se sumará el libro Escritos de Saulo Benavente sobre Escenografía, de próxima edición. Además de esta valiosa investigación, Roca presentó en el mes de Julio, en el Teatro del Pueblo la exposición Saulo Benavente: Obra Escenográfica, que el año pasado ya había sido exhibida en el Teatro Argentino de La Plata. Actualmente este valioso trabajo puede verse en el Edificio de Harrods -en el marco del FIBA- hasta el 18 de octubre con entrada libre y gratuita.
La finalidad de esta muestra exquisita de bocetos y fotos de sus escenografías fue la de rendirle homenaje a unos de los más grandes escenógrafos argentinos, no sólo por su calidad y creatividad, sino también por el legado humano, pedagógico y creativo que dejó entre su ejército de alumnos que lo llamaban "el maestro".
En esta charla con la investigadora nos acercamos al mundo de Saulo Benavente. También recogemos aquí las palabras del escenógrafo Victor De Pilla, quien fundó, junto a Alicia Gumá, un instituto que lleva por nombre el de su maestro.
-Cora: ¿qué es lo que más te atrajo de la vida y obra de Saulo Benavente?
-Su generosidad y su creatividad extraordinaria. Benavente es como un antes y un después de Konstantin Stanislavsky. Antes las escenografías en Argentina eran decorados. Se llamaba a los decoradores y éstos pintaban un interior en una tela. En el siglo XIX las escenografías eran las que traían las compañías europeas. Venían con sus espectáculos armados y los bajaban del barco. En aquel momento no existía una escuela de escenografía en nuestro país. La primera escuela comienza en el espacio creado por el pintor Franco en la Cárcova (la Escuela Superior de Bellas Artes Ernesto de la Cárcova). Este pintor formó a los primeros escenógrafos. Allí se formó Saulo. Cuando digo que es un antes y un después de Saulo Benavente es porque con él se abandona las copias que se hacía de los espectáculos europeos. Él fue el creador de la escenografía propiamente argentina.
-¿Qué es lo que lo hizo que comenzaran a llamarlo "el maestro"?
-Su creatividad. Fue el hombre que abrió este espacio en la creatividad, al trabajar lo dramático como acción. El creador pone la imagen, la imagen interna de una obra. Es así que descubrió la esencia dramática que es la determinante para la escenografía. Rompió con el tema de la decoración, la quebró. Tanto es así, que hasta ponía a escondidas semillas en el bolsillo del vestuario de un actor que tenía el papel de campesino, como parte de ese mundo que el desarrollaba con sus escenografías. Tenía en cuenta un concepto amplio y dramático de la escenografía que llegaba hasta pensar en qué necesitaba un actor para darle consistencia a su personaje.
-¿Cómo fue su trabajo en el teatro independiente?
-Todas las escenografías del teatro independiente de Buenos Aires eran de Saulo y eran deslumbrantes para la época. Para realizarlas ponía dinero de su bolsillo, como también lo hacían los actores y directores del teatro independiente. El nivel de vida era mejor. Hoy sería impensable hacer ese tipo de escenografías. Su sueldo era el del Teatro Colón y el de sus clases. Decía no necesitar más. Puso dinero hasta para producir Los inundados, la película de Fernando Birri, y realizar las escenografías de ese maravilloso filme. Un tipo fuera de serie, un gran creador.
-¿Cómo fue su trabajo como docente al formar a tantos discípulos?
-Le abría las puertas a todos sus alumnos. Mandaba cartas a todo el mundo en Europa para que éstos pudieran viajar a trabajar y le contestaban. Eso les abría puertas. Todo el mundo lo quería mucho a Saulo y lo respetaba. Muchos de sus alumnos ahora son muy famosos en todas partes del mundo, tanto en teatro como en cine y publicidad. Claudio Segovia, es uno de esos escenógrafos brillantes que dice que le debe todo. No fue su alumno, pero Saulo descubrió en él su talento, lo llamó y le dio trabajo. Le abrió mucho espacio para crear y trabajar. Para el sigue siendo Dios. Esto no lo hacia sólo con Segovia, sino con muchos de sus alumnos. Todos dicen lo mismo. Les abrió el espacio de creación, una línea por donde transitar propia y singular. Todos los que están en el Argentino de La Plata fueron alumnos de Saulo, como así también los del Colón y el Teatro San Martín. Cuentan sus alumnos que el siempre iba vestido de obrero, cuando en esa época se usaba saco y corbata para dar clases. Para él lo importante era crear y por eso se pasaba las noches trabajando. Hacía toda la realización con los que quisieran ayudarlo. Se pasaba noches pintando y si no le gustaba lo que hacía, lo tiraba. Imaginate en un teatro comercial, con los tiempos tan pautados, los líos que se armaban cuando él tiraba sus trabajos porque no le satisfacían. El trabaja para la perfección.
-¿Cómo repercutió su formación anarquista en su vida?
-Su padre era también anarquista, así que desde su cuna tuvo esta formación y siguió esta línea. Por esta razón estuvo perseguido toda su vida. Cuando llegaron los milicos, lo echaron a patadas y andaba escondiéndose por todos lados. Tan es así, que hasta se armó un escondite, que parece que era una belleza, para poder pasar muchos días allí. Estuvo viviendo mucho años en Cuba y lo que hizo allí fue una maravilla. Estuvo diez años adhiriendo a la Revolución Cubana y hasta inauguró una escuela de escenografía. Siempre se jugó a muerte. Como parte de mi investigación, fui a la Policía a ver las entradas y salidas del país y éstas no existen en esos registros. Seguro que armó algo para no figurar allí.
-¿Por qué todos decían: "ahí viene el maestro"?
-El maestro es aquel que te huele y te siente. Encuentra tu espacio para crecer. Ése es el lugar del docente: el de dejar que el alumno se largue, se exprese, el de ayudarlo a encontrar su camino, lo que es propio de esa persona. Es algo muy difícil y poco saben olerlo. Cuando encontrás ese espacio, es algo que te sostiene toda la vida. Y por eso todos sus alumnos están tan agradecidos con él y lo llamaban, y lo llaman aún hoy, el maestro.
-¿Qué abordaje querés realizar en tu próxima investigación sobre Saulo?
-Quiero desentrañar la capacidad extraordinaria de Saulo de hacer crecer a otro. Él lo hizo desde lo dramático. Voy a convocar a sus alumnos para desentrañar los aspectos teóricos de su obra, que no son nada simples de asir.
Víctor De Pilla fue alumno de Saulo Benavente cuando era director de la carrera de escenografía en el Teatro Colón. Actualmente se desempeña como escenógrafo. Es integrante del equipo técnico del Teatro Colón y co-director del Instituto de Diseño Escénico Saulo Benavente. De esta manera recuerda al maestro:
"Saulo era una persona muy abierta. Era muy amigo de sus alumnos. Transmitía el verdadero amor al teatro y a la profesión. Lo conocí en 1965, cuando era director de la carrera de escenografía en el Teatro Colón, y yo recién había terminado Bellas Artes. Comencé a estudiar con él en el Instituto Superior de Arte del Teatro Colón. El aprendizaje que dejó el maestro es el de continuar transmitiendo sus enseñanzas a través de los años y trabajando en espectáculos, sintiendo que la prioridad es el tiempo escénico, los actores y -el qué decir-. Su estética tenía mucho de la influencia del teatro francés, (siempre dentro del realismo y con un gran sentido humanista). La marca que me puede haber dejado es la haber tratado de trabajar con directores que tuvieran un verdadero compromiso con el teatro."